¿Por qué IKEA está metiendo sensores en el hogar?

La marca sueca da un paso más en su transformación: ya no diseña sólo muebles, diseña tecnología para la vida doméstica conectada.
IKEA y domótica IKEA y domótica
Ahora IKEA diseña mobiliario con tecnología para la vida doméstica conectada. IKEA

Si hablamos de hogar conectado ya no estamos refiriéndonos a una fantasía futurista ni a un capricho de early adopters. Poco a poco, la domótica? está entrando en la vida cotidiana a través de objetos que antes eran mudos: lámparas, enchufes, sensores, persianas… Y si una marca como IKEA, centrada en el diseño asequible y funcional para las masas, decide tomarse en serio esta transformación, algo está cambiando también en cómo el retail entiende su papel en el hogar.

Porque IKEA no es una compañía tecnológica. Pero está invirtiendo recursos y estrategia en algo que va mucho más allá del diseño de muebles: trabaja en sensores inteligentes, conectividad abierta e integración domótica.

En julio de 2025 anunció el lanzamiento de más de 20 productos conectados compatibles con el estándar Matter, el lenguaje común del hogar inteligente. Es un paso discreto pero significativo que demuestra que el hogar ya es algo más que un espacio para vivir, porque se convierte también en un sistema que se puede programar.

Domótica democrática

Para IKEA, este cambio no consiste en subirse a la ola de la domótica premium. Su propuesta sigue siendo la misma: diseño democrático. Pero ahora lo aplica a una nueva categoría de productos que antes parecían reservados a marcas como Apple, Google o Samsung.

En lugar de vender altavoces con pantalla, lanza sensores de calidad del aire. En lugar de robots asistentes, ofrece dispositivos que se integran con cortinas o luces ya existentes. Todo bajo su propia plataforma, IKEA Home Smart.

De la venta a la experiencia de uso

Este movimiento no es casual. En el retail, cada vez más marcas buscan ser relevantes más allá del momento de compra para adaptarse a lo que busca el consumidor. Quieren estar presentes en la experiencia de uso. Y el hogar conectado abre una puerta clara hacia ese territorio. Porque una marca que logra integrarse en las rutinas diarias de las personas gana visibilidad, datos, fidelidad y una relación prolongada en el tiempo.

Desde el punto de vista del new retail, lo que está haciendo IKEA es un ejemplo claro de cómo las marcas pueden transitar del producto al servicio. Un mueble con sensores ya no es un simple objeto, sino una experiencia en evolución. Una lámpara que se enciende sola al detectar movimiento ilumina, pero también interactúa. Y esa interacción es lo que muchas marcas buscan hoy para construir ecosistemas en torno al cliente.

La clave está en que IKEA no está compitiendo con las tecnológicas en su terreno. Está llevando el retail a un nuevo nivel: uno en el que el diseño se cruza con la tecnología sin perder accesibilidad ni sencillez. Y en ese cruce, el hogar se vuelve más inteligente, pero también más cotidiano. Como un paso natural, no forzado.

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