La industria de la moda encara 2026 con un diagnóstico claro: el cambio es el nuevo terreno de juego. La transformación digital y la adaptación a un consumidor que exigen más son claves para afrontar una etapa que se prevé de crecimiento débil.
Así presenta la situación el último informe de McKinsey y The Business of Fashion, que traza una hoja de ruta para un sector que deberá reescribirse si quiere seguir siendo relevante.
Un clima retador, no incierto
La moda ha aprendido a convivir con la disrupción. El término que domina la narrativa actual es “retador”. Esa es la palabra más repetida por los directivos encuestados en el informe “The State of Fashion 2026” de McKinsey & Company junto a The Business of Fashion.
Las tensiones geopolíticas, especialmente los aranceles estadounidenses, están redibujando los mapas comerciales. El 46% de los líderes espera que el entorno empeore en 2026, y el 36% califica a Norteamérica como un mercado poco prometedor. Aun así, hay signos de optimismo: el 25% cree que las condiciones mejorarán y la percepción sobre China mejora ligeramente.
Poco crecimiento, mucha agilidad
McKinsey proyecta para 2026 un crecimiento global en el sector de la moda de un sólo dígito. En EE UU, el sentimiento del consumidor sigue en mínimos, y en Europa la cautela domina, con una tendencia clara hacia el trading down?. China también pierde fuelle en crecimiento de ingresos disponibles.
Pero hay matices: el segmento de la moda de lujo repunta tras un 2025 complejo. Sólo en la primera mitad de 2025, la superficie comercial del lujo en EE UU creció un 65% tras un año de caídas.
La IA, una necesidad estructural
La inteligencia artificial ha dejado de ser una opción. Más del 35% de los líderes ya la utilizan para atención al cliente online, creación de imágenes, copywriting, búsquedas y descubrimiento de productos.
La IA generativa se está convirtiendo en el nuevo motor de productividad, especialmente en funciones de marketing y ventas. Esto exige nuevas capacidades internas y también implica ajustar los procesos y atraer talento tecnológico desde fuera del ecosistema moda.
Pero el impacto no acaba en los bastidores. Los consumidores también están adoptando la IA para descubrir productos, comparar opciones o recibir asesoramiento personalizado. La conversación con chatbots se está convirtiendo en el nuevo SEO. Y el llamado agentic commerce marcará la segunda mitad de la década.
El auge del midmarket? y de la joyería
Los consumidores buscan valor real, y eso ha desplazado el foco del lujo a las marcas de precio medio o midmarket. Este segmento es hoy el más dinámico, gracias a propuestas que combinan diseño, calidad percibida y experiencia en tienda.
La joyería, por su parte, vive una auténtica explosión. Los precios suben más lentamente que en otras categorías y el auge del self-gifting? está disparando la demanda. Será la categoría de mayor crecimiento por volumen hasta 2027.
Accesorios tecnológicos y moda circular
Las gafas inteligentes, que combinan tecnología y estética, prometen su gran año en 2026. Y el mercado de reventa o recommerce sigue creciendo a un ritmo tres veces mayor que el de producto nuevo.
El miedo a que la segunda mano canibalice ventas directas ya no se sostiene. En realidad, impulsa el descubrimiento de marcas aspiracionales y genera fidelización a nuevos precios de entrada.
Bienestar, nueva categoría competidora
Otra de las tendencias que estamos viendo ya y que irá a más en 2026 es que los consumidores están trasladando parte de su gasto a otras prioridades más allá de la moda. Ganan peso el cuidado personal, la salud mental y física y la longevidad. En definitiva, el bienestar.
Para las marcas, esta tendencia representa una vía para diversificarse si consiguen hacerlo de forma coherente con su identidad.
En resumen, 2026 será el año donde veremos quiénes se adaptan al cambio y quiénes se quedan atrás. La clave estará en liderar esos cambios: desde cómo se produce hasta cómo se conecta con un consumidor de moda cada vez más informado, impaciente y consciente.
