Drive-to-Store: cuando la afluencia se convierte en impacto real

El mundo del retail vive una etapa apasionante. Las tiendas han recuperado protagonismo en la ecuación de compra y el factor experiencial cobra un papel clave en este sentido. Pero el verdadero reto está en garantizar que la inversión publicitaria se traduzca en tráfico incremental y medible, generando un impacto real en el negocio. 

El consumidor actual es más complejo que nunca. Por un lado, exige precios competitivos; por otro, espera que su visita le aporte algo más que una simple transacción, pero tampoco quiere perder el tiempo y busca procesos de compra ágiles. Esto ha llevado a los retailers a rediseñar sus espacios, incorporar experiencias de marca, apostar por la conveniencia con servicios como el click & collect, o incluso a integrar apps que convierten el móvil en un aliado dentro del recorrido físico. ¿Cuál es la tendencia? Sin duda, poner en el centro de toda estrategia la experiencia del usuario.  

Sólo de esta forma podemos explicarnos conceptos de tiendas como por los que han apostado marcas como Zara o Camper buscando espacios únicos. Han decidido transformar las tiendas en verdaderas experiencias, en las que la narrativa y el discurso de la marca importan tanto como la nueva colección de vaqueros baggy. Ofreciendo, por ejemplo, un recorrido inmersivo en donde puedes acceder a piezas de edición limitada o colecciones cápsula, en definitiva, aportando un valor diferencial frente al e-commerce. 

Pensemos en productos de gran consumo como por ejemplo la cerveza sin alcohol, cuyo consumo no ha dejado de crecer en los últimos años. La compra se decide en el punto de venta, y ahí es donde las campañas de precisión juegan un papel determinante. Geolocalización, segmentación contextual y mensajes adaptados al momento permiten impactar a perfiles específicos, como puede ser el de “jóvenes que buscan alternativas sin alcohol en planes sociales”, o tal vez el de “conductores que eligen opciones responsables” justo antes de la decisión de compra. Y cuando a esa estrategia se suman acciones en tienda como promociones geolocalizadas o experiencias interactivas, la probabilidad de conversión se multiplica. 

La analítica avanzada permite no sólo contar visitantes, sino comprender su recorrido hasta llegar al momento de la compra. Al mismo tiempo, los programas de fidelización evolucionan hacia modelos más inteligentes, capaces de reconocer al cliente en cualquier canal y personalizar incentivos en tiempo real. Y todo esto converge en un dispositivo que ya es inseparable del proceso de compra: el móvil, convertido en llave para conectar la campaña previa, la visita al punto de venta y la relación posterior con la marca. 

En definitiva, el éxito de una campaña drive-to-store no se mide sólo por cuántas personas llegan a la tienda, sino por la capacidad de atraer al consumidor adecuado en el momento preciso, con un mensaje relevante y ofreciéndole un motivo claro para volver, como puede ser la experiencia en tienda. El futuro del retail no está en sumar visitas, sino en multiplicar experiencias.  

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