El retail ha pasado años hablando de sostenibilidad, de reciclar, de compensar. Pero algo nuevo empieza a vislumbrarse en el horizonte. Es una idea que suena más ambiciosa, más vital. No se trata simplemente de reducir el daño, sino de reparar lo que ya está roto. Hablamos del retail regenerativo, un movimiento que busca devolver más de lo que se toma. De aportar al medio más de lo que se le quita. Y este concepto que parecía utópico empieza a cobrar fuerza real en los balances de algunas marcas pioneras. ¿Será sólo el principio o estamos ante un movimiento sin continuidad?
Patagonia: del algodón orgánico al suelo vivo
Si existe un referente de compromiso ambiental en el retail, ése es Patagonia. La marca californiana lleva años trabajando con productores que aplican agricultura orgánica regenerativa, una práctica que evita pesticidas y, además, mejora la calidad del suelo y su capacidad para retener carbono.
La línea de prendas elaboradas con Regenerative Organic Certified® Cotton de Patagonia procede de fincas que apuestan por la biodiversidad, el bienestar animal y la justicia social.
Su meta va más allá de producir sin dañar. Quieren devolver equilibrio a los ecosistemas agrícolas de los que depende su materia prima.
Timberland: circularidad con vocación regenerativa
Timberland también se ha fijado una meta ambiciosa: alcanzar un modelo de producción y consumo totalmente circular. Su plataforma Timberloop™ permite a los clientes devolver calzado usado para su reciclaje o reparación, integrando el residuo en una nueva cadena de valor.
Además, la marca ha introducido materiales como la goma regenerativa, cultivada bajo prácticas agrícolas que restauran el suelo y retienen agua, y ha incorporado objetivos vinculados a agricultura regenerativa en su hoja de ruta 2030.
Su filosofía lo deja claro: “El futuro de la moda está en crear productos que dejen el mundo mejor de lo que lo encontramos”.
Unilever: regenerar un millón de hectáreas
El gigante del gran consumo Unilever ha pasado de las palabras a los hechos. Según su propio informe corporativo, ya ha implementado prácticas de agricultura regenerativa en 130.000 hectáreas y planea alcanzar el millón en 2030.
Sus marcas de alimentación, como Knorr o Hellmann’s, están integrando criterios regenerativos en su cadena de suministro, apoyando a agricultores locales para restaurar ecosistemas y aumentar la resiliencia alimentaria. En el retail de alimentación, esto marca un precedente global.
Nescafé: cultivos regenerativos
El Nescafé Plan 2030 de Nestlé incluye un compromiso directo con la agricultura regenerativa. En 2024, el 32% del café de Nescafé ya procedía de fincas que aplican técnicas regenerativas (cultivos de cobertura, agroforestería o compostaje), superando sus propias metas anuales. Su objetivo es alcanzar un 50% para 2030.
Con millones de consumidores diarios, la escala de este programa convierte a Nestlé en una de las empresas con mayor potencial regenerativo del planeta.
J.Crew: moda con raíces en el suelo
En el sector de la moda sostenible, J.Crew también ha dado un paso significativo al financiar la transición de 35 granjas estadounidenses hacia prácticas de agricultura regenerativa, incluyendo rotación de cultivos, reducción de laboreo y reforestación de márgenes agrícolas.
Más allá de las fibras sostenibles, la marca busca crear una red de suministro regenerativa que devuelva nutrientes al suelo y estabilidad económica a los productores.
Kering e Inditex: fondo común sostenible
Otro ejemplo es el de Kering e Inditex, que impulsan juntos el Regenerative Fund for Nature, un programa que ya ha financiado proyectos de regeneración en más de un millón de hectáreas de ecosistemas agrícolas y forestales en distintas partes del mundo.
Este movimiento muestra que incluso los grandes grupos están migrando de la compensación a la regeneración activa.
De la sostenibilidad a la regeneración
El retail regenerativo no es aún la norma, pero ya no es una quimera. Las iniciativas de Patagonia, Timberland, Unilever, Nestlé, J.Crew o Inditex señalan un cambio de paradigma. Las marcas que sobrevivirán en la próxima década serán las que aporten más valor del que extraen.
Los retos son enormes: trazabilidad, costes, métricas de impacto. Pero el impulso regulatorio y la presión del consumidor están acelerando la transición. Si la sostenibilidad fue el presente, la regeneración será el futuro.